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  • Rodolfo Mendoza

SE LE CIERRAN LAS PUERTAS A TRUMP

Un breve repaso: Joe Biden ganó el conteo de votos y fue proyectado como ganador por los medios de comunicación, como suele suceder en cada elección. Pero estos resultados no son oficiales aún, sino hasta que cada estado los certifique.


 

Donald Trump, como cualquier candidato, tiene el derecho de presentar las denuncias y pedir los recuentos que las leyes le permitan, y esperar hasta que los votos se oficialicen para aceptar el resultado. Puede que no sea bien visto por algunos, pero está en su derecho. Lo que no puede es imponer su continuidad en contra del ordenamiento jurídico, lo que hasta ahora no ha hecho.

EL PRIMER CANASTO: LAS ANOMALÍAS

Para entender los señalamientos del equipo de Trump, se podrían poner en dos grandes canastos. En el primero se incluyen todas las irregularidades, anomalías y vicios de procedimiento, como el voto de personas muertas o de residentes de otros lugares, las boletas que aparecieron tiradas, no permitir que los observadores verifiquen el conteo, la recepción tardía de votos por correo o la comprobación de firmas en boletas, por mencionar algunos.

Los abogados han aportado las pruebas, pero como mencioné hace unos días, la diferencia entre Biden y Trump era tan grande que sería muy difícil darle vuelta a los resultados. Los estados de Georgia, Michigan y ahora Pensilvania ya hicieron lo que correspondía para atender las denuncias y, aunque Trump recuperó algo de votos, Biden resultó ser el ganador, y las autoridades han procedido a certificar los resultados en esos estados. Esta es la lección que debe quedarnos: en cada elección, no importa el país, siempre habrá irregularidades, pero no las suficientes para cambiar los resultado en el 99% de los casos.

Creo que Trump lo veía venir y por eso ordenó recientemente a los funcionarios de su gobierno comenzar con el proceso de una eventual transición hacia el equipo de Biden. Parece que ha comenzado a reconocer lo inevitable, y aunque aún puede apelar a la Corte Federal, todo indica que el 8 de diciembre Joe Biden será declarado presidente de manera oficial.

LA SEGUNDA CANASTA: EL FRAUDE

En la segunda canasta de denuncias se encuentra la más seria de todas, el fraude electoral. Las irregularidades y anomalías son errores humanos que en poco o nada cambian los resultados, mientras que el fraude es un crimen premeditado con el claro objetivo de alterar la elección. El equipo legal de Trump ha insistido que hubo fraude y que el presidente ganó la elección.

La acusación de fraude va así: los estados adquirieron un equipo y sistema electrónico de conteo que está alterado, con el propósito de cambiar votos de uno a otro candidato, en este caso, de Biden a Trump. La abogada Sídney Powell afirmó que puede probar la alteración de más de siete millones de votos a favor de Biden, y que el sistema de conteo tiene relación con el régimen de Chávez y Maduro en Venezuela, por lo que esto sería un asunto de seguridad nacional.

Por años los lideres demócratas y republicanos han señalado los sistemas de cómputo como la parte más frágil del sistema electoral americano, y medios como el New York Times y otros que apoyan a Biden han publicado editoriales en el pasado en los que dudan de la autenticidad de estos sistemas. Por lo tanto este señalamiento no es una locura única de Trump, ha sido compartida por sus rivales también.

Quiero ser muy claro en que si lo que asegura esta abogada es verdad, esto constituiría el mayor escándalo en contra de la democracia en la historia de la humanidad. Así de grande es esta acusación. Es tan serio que no basta con sólo decirlo a los medios, hay que probarlo en las cortes, y eso lleva tiempo. Mucho tiempo. No se hará antes del 8 de diciembre, probablemente llevará años. Por lo que el chance de que reviertan los resultados antes de que se oficialicen es escasísimo, siendo generoso.

Pero este es el problema: hasta ahora no ha mostrado ninguna prueba que respalde su acusación. Hace unos días el equipo legal de Trump sacó de sus filas a esta abogada, levantando dudas de que ni ellos mismos le creen. Ella ha respondido que continuará con el curso de acción legal por su cuenta y que, en dos semanas, presentará algo de "proporciones bíblicas" que lo demostrará.

No basta con decir que hubo fraude, hay que probarlo, y allí radica, por ahora, la debilidad de este argumento. Mientras no se pruebe no creo que sea apropiado afirmar que las elecciones fueron fraudulentas, como tampoco fue correcto afirmarlo cuando acusaron a Trump de arreglar las elecciones con Rusia, sin probarlo. Pero si se da la remota posibilidad y lo que ella dice resulta ser verdad, abróchate el cinturón porque será una caída muy fuerte. Esto podría darle a Trump la narrativa ideal para justificar su derrota, en lo se prepara para las elecciones del 2024.

Pero en lo que eso se da, acostúmbrate a la idea que Biden es el nuevo presidente de los Estaros Unidos.

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