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  • Rodolfo Mendoza

POR QUÉ EL SEMÁFORO NECESITA CAMBIOS

El Semáforo de alertas regula los aforos y restricciones de algunos sectores como los colegios, restaurantes, cines, gimnasios, eventos en hoteles, comercios en centros comerciales, ligas deportivas, centros de entretenimiento, teatros e iglesias. Aunque muchos ya no siguen sus indicaciones, aún hay varias personas y entidades que si lo respetan, por lo que sus actividades y desarrollo económico están limitadas por esas disposiciones.


El semáforo es un buen concepto que facilitó la reapertura de la economía y el gobierno debería reforzar su cumplimiento como herramienta para mitigar el riesgo de contagio. Tomando en cuenta que hay actividades comerciales limitadas por sus restricciones y que la educación presencial de los niños en colegios y escuelas depende de los continuos cambios de color de éste, es momento de revisarlo y ajustarlo.


Los indicadores del semáforo son como un pantalón de niño de ocho años que jamás podrá usar un adulto, no importa cuanto baje de peso. De igual manera, no importa cuanto desciendan los contagios, es extremadamente difícil que la ciudad llegue un día a estar en color amarillo, e imposible llegar a verde. El punteo del semáforo simplemente está mal concebido y por eso debe cambiarse.


Mira la comparación con el semáforo de México, que tiene similar cantidad de contagios por cada millón de habitantes que Guatemala, pero el mapa está pintado de colores opuestos. Mientras que en México no hay ningún territorio en color rojo y sólo uno en anaranjado, aquí ocho de cada diez están en esas dos alertas. En nuestro vecino las dos terceras partes de los Estados están en color verde, sin ninguna restricción, mientras que en Guate, en quince meses de semáforo, sólo un municipio ha logrado llegar a verde, y sólo por 14 días. Y para colmo, ¡el color verde aquí aún tiene restricciones! La diferencias son dramáticas.


Regresando al ejemplo, es como que los mexicanos tengan en su closet pantalones de varias tallas de adultos, mientras que los chapines sigamos forzando que nos quede el pantalón de niño. Es hora de regalar ese pantalón viejo y buscar algo a la medida.


La solución, creo, es seguir el ejemplo de otros países, cambiando los indicadores del semáforo para que dependan del avance de la vacunación, y liberar aforos y restricciones según el porcentaje de población vacunada. Así, la región metropolitana, con el 60% de población vacunada con una dosis, debería estar por lo menos en color amarillo, al igual que otras cabeceras en las que ha avanzado la vacunación. Aprovecharía también a incuir el levantamiento de la ley seca en el semáforo, para que su aplicación deje de ser un capricho y se someta a parámetros objetivos.


¿Qué piensas tu? ¿Cuál sería tu sugerencia?




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