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Rodolfo Mendoza

ENTENDIENDO LA CRISIS DEL PRESUPUESTO

Esta crisis parece un gran caldo tlalpeño, tiene tantos ingredientes que fácilmente se mezclan los sabores. Así que, para entenderla, colocaré cada uno por separado para así poder analizarlos.


 

A manera general, voy a separar en tres lo que está sucediendo: por un lado el problema del presupuesto, por otro el mensaje del vicepresidente y por último lo acontecido ayer en las manifestaciones. Así que vamos por partes:

LA CEBOLLA: LAS CAPAS DEL PRESUPUESTO

Estas son, a mi parecer, los problemas que acarrea este presupuesto, comenzando por los problemas de forma, hasta llegar a los de fondo, descritos brevemente:

1) Se aprobó a la carrera y en la madrugada, de urgencia nacional, sin tiempo suficiente para revisar las últimas modificaciones de la comisión de finanzas y sin tener oportunidad para discutirlo. Esta opacidad genera dudas.

2) Contiene decisiones que levantan molestia a cualquiera, como restarle Q200 millones a la cruzada contra la desnutrición pero subirle el presupuesto de alimentación a los diputados.

3) Destina unos Q4,000 millones a partidas oscuras y sin fiscalización, como lo asignado a los CODEDES, y que se presume son pagos de favores a diputados y alcaldes.

4) Está desfinanciado y nos endueda por Q31,000 millones más, llevando al país fuera de la zona de buena calificación de organismos internacionales sobre la capacidad de pago (llegaría a superar el 350% de endeudamiento sobre la recaudación de impuestos; lo recomendado es 250%). Para algunos la deuda sería tolerable si se invirtiera en infraestructura o en proyectos de agua y saneamiento en todo el país, pero se destina mayormente a pago de funcionamiento. Que esto suceda luego de una pandemia en la que muchos perdieron su trabajo y varias empresas quebraron es indefendible. Debería ser un año de austeridad, no de aumento del gasto.

5) Agudiza el problema de déficit fiscal, en vez de encaminarnos a la solución, poniendo al país en riesgo de poder caer en una quiebra en la próxima década.

6) Amplía el gran problema estructural que tenemos en lo fiscal, tanto en la calidad del gasto como en los ingresos. El Estado está plagado de gastos superfluos, innecesarios y clientelistas con una operación ineficiente y cara, con pactos colectivos en aumento y plazas fantasmas, para lo cual hay que endeudarse anualmente para poder cubrir, con una base tributaria pequeña que debería extenderse y el porcentaje de impuestos en relación al PIB más bajo del mundo.

7) Evidencia el problema de fondo de este país: la cooptación del sistema por la corrupción. El Estado es una vaca de la cual maman y controlan unos políticos que la ordeñan a su sabor y antojo, manteniendo el poder del sistema para su protección y empoderamiento.

No te confundas, el proyecto del presupuesto fue enviado por el Ejecutivo, no es una creación del Congreso. Los diputados sólo adecuaron algunas cosas, pero el monto de Q99,7000 millones lo estableció el Ministerio de Finanzas.

El presupuesto para el 2020 era de 87,000 millones, pero terminó siendo de 107,000 millones por las ampliación para ayudas del COVID, que incluyeron el Bono Familia y la suspensión temporal de trabajadores, entre otros. Por lo tanto, el proyecto de presupuesto es el más grande de nuestra historia presentado por un gobierno para aprobación del Congreso.

EL PICANTE: EL ANUNCIO DEL VICEPRESIDENTE

Por si lo anterior fuera poco, el Vicepresidente añadió su sazón al anunciar su solicitud al Presidente de que ambos presentaran su renuncia al mismo tiempo. El distanciamiento entre ambos ya era sabido por todos, pero este anuncio vino a poner sabor político en una discusión que debería ser técnica. A mi parecer, esto es lo que provocó:

1) Dio más ánimo a las protestas del día siguiente, trasladando el foco de los diputados hacia el Presidente, y acrecentando las demandas de renuncia de Giammattei. ¿Se han puesto a pensar que mandatario quedaría electo en este Congreso que aprobó el presupuesto de la discordia?

2) Se polarizó la discusión. Había unanimidad en oponerse al presupuesto, pero se partieron los bandos ante a la perspectiva de una renuncia. Los grupos más conservadores favorecen la institucionalidad y la estabilidad de las autoridades elegidas por voto popular, y los grupos más progresistas favorecen un relevo en el poder ante el desgaste del presidente y el descontento ante un gobierno que es parte del sistema cooptado.

3) Es claro que el gabinete está del lado del Presidente, por eso salieron detrás de él en el mensaje que dio el viernes, pero la gran pregunta es ¿de qué lado se colocará la Embaja americana? y ¿Qué posición tomará el Departamento de Estado de Joe Biden? Él es el mismo que viajó al país en 2015 para apoyar la permanencia de CICIG en tiempos de Otto Perez Molina.

Mi parecer es que el plan del Presidente será tratar de aprovechar esta polarización para buscar acuerdos con aquellos que favorecen la estabilidad, y así modificar el presupuesto, con la intención de apaciguar las demandas de los manifestantes. Después de lo sucedido ayer con la represión policial, eso se volvió mucho más difícil, y al paso que se está moviendo Giammattei, probablemente la CC otorgue primero un amparo provisional a los recursos interpuestos para detener el presupuesto.

También podría activarse antes el precedente 2-2017 del Congreso, que dice que la Junta Directiva puede poner en conocimiento del Pleno que un Decreto aprobado (en este caso el presupuesto) tiene objeciones respecto a su constitucionalidad, oportunidad y conveniencia nacional, por lo que el Congreso puede lavarse la cara y decidir no enviarlo al Ejecutivo para ser promulgado (por los procedimientos de Dirección Legislativa, el presupuesto sería enviado hasta el miércoles).

EL PELO EN LA SOPA: LO ACONTENCIDO EN LAS MANIFESTACIONES

El sábado incendiaron parcialmente el Congreso y la policía cometió abusos de autoridad a través de la represión contra manifestantes, periodistas y personas que se encontraban en la plaza pacíficamente. Ambos hechos están mal, y tienen consecuencias.

El incendio del Congreso fue noticia alrededor del mundo y elevó la magnitud del problema. He visto titulares de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Qatar, Pakistán e Hispanoamérica por mencionar algunas, por lo que si este suceso fue planeado o provocado por agentes secretos del gobierno, como algunos han sugerido, habría que darles el premio a los peores asesores en manejo de crisis a quienes lo hayan sugerido. Lo más probable es que haya sido la consecuencia del hartazgo acumulado y la necesidad de desahogarlo. Personamente creo que no hay forma de justificar esos hechos, ni malestar que los explique, no es congruente manifestar por el robo de recursos públicos dañando recursos públicos. Los dos nos salen caros, pero sobretodo, dividen a la sociedad en un tiempo que necesitamos unidad.

El día de ayer se cerró con las represiones policiales a varios ciudadanos, con acciones inexplicables que no se veían en el país hace muchos años. Debo decir que está muy claro que el gobierno no está reaccionado adecuadamente a esta crisis, sino que la agrava cada vez más. El primer mensaje del presidente el jueves fue confuso, los otros que ha dado han sido tarde y sin contundencia, pero lo peor que ha hecho es la represión a la ciudadanía y el abuso de poder de la autoridad. ¿A quién se le ocurre tirarle bombas lacrimógenas a los manifestantes pacíficos del parque central, en dónde habían familias, niños y ancianos?

Es un error de gran magnitud que marcará al gobierno de Giammattei por el tiempo que dure.

¿Y CÓMO SE ARREGLA ESTO?

No es fácil arreglar este problema y el tiempo no es un aliado. Para solucionarlo no es suficiente vetar el presupuesto, pues quedaría vigente el presupuesto actual, de Q107,000 millones. El problema solo se agrandaría. Hay que vetarlo y además modificarlo, aprobando uno mucho más bajo, y todo esto antes del 30 de noviembre, la última fecha para aprobar el presupuesto del año entrante.

El asunto es este: ¿cuánto serán capaces de reducir este presupuesto? Sin tiempo para cambiar el sistema, y en condiciones actuales, este presupuesto podría bajar a un rango de Q90,000 a Q95,000 millones aproximadamente, lo que implica mucha deuda de cualquier manera. El problema solo se atenuaría, no se resolvería.

Lo ideal sería llevar el presupuesto entre unos Q70,000 o Q75,000 millones, que es aproximadamente los ingresos reales del Estado más algún monto de financiamiento para inversión. Pero no debería ser hecho al cálculo rápido, debería ser elaborado con bases técnicas y objetivas, que no respondan a intereses políticos. Para eso se necesitan cambios de fondo que sólo se logran con un gran acuerdo nacional.

Debemos cambiar el sistema extractivo que opera actualmente, de un Estado coptado y clientelar, en el que algunos pocos están por encima de la ley y se aprovechan de las débiles instituciones para promover y proteger sus intereses particulares, a un país con instituciones fuertes e inclusivas, donde impere el Estado de Derecho, con visión a largo plazo de desarrollo de país. En otras palabras, hay que devolver el caldo tlalpeño y pedir una tazón de frijoles con crema.

Ese debería ser el ideal que busquemos en esta crisis. No debería ser muy difícil, o si?



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