A inicios de julio comenzó lo que se conoce como la segunda ola de contagios en Europa, y en dos meses ya ha alcanzado el total de casos diarios que se registraron durante la primera.
Aún así, el monstruo del COVID no está haciendo el mismo daño en agosto de lo que hizo en marzo y abril. Estas son tres observaciones de éste rebrote en Europa:
1) EL ACELERADO FACTOR DE CONTAGIO SE HA REDUCIDO:
El voraz ritmo de crecimiento de casos que puso a temblar a Europa se ha reducido considerablemente. En marzo España vio los casos duplicarse cada 3 o 4 días, ahora es cada 10 o 12 días, lo que permite gestionar mejor la ocupación hospitalaria. Esto se debe principalmente a la consciencia que ya existe en la población y la responsabilidad para la higiene y distanciamiento social.
2) SE REDUJO DRÁSTICAMENTE LA FATALIDAD:
Mira en la imagen y comprueba la drástica reducción en la tasa de fatalidad en España entre la primera y segunda ola. Eso mismo se observa en Francia, Italia, Reino Unido, Alemania y en todos los países europeos. Es cierto en todos los continentes también. Se ha reducido el impacto del virus a tal magnitud que hablar de diez mil casos diarios ha dejado de ser una catástrofe nacional. Esto se debe a la mayor experiencia, mejores protocoles y tratamientos probados, pero sobretodo que se ha priorizado la atención del sistema primario de salud.
Las noticias hablan que España registra 12,000 casos diarios, y eso asusta a cualquiera, pero lo que no dicen es que casi no hay muertos. Si sumamos los fallecidos de los últimos dos meses que ha tenido España no superaría las muertes que antes se veían en un solo día. En Francia en el mes de marzo moría 1 persona de cada 6 con coronavirus; ahora, con más casos diarios, muere 1 cada 120 positivos.
3) NO HAY MAS ENCIERROS TOTALES
Los contagios iniciaron porque los europeos vacacionaron durante su verano, llegando ciudadanos de países que no habían controlado el virus, así que las playas en España, Francia, Croacia y Grecia se convirtieron en nuevos puntos de contagio para los visitantes de todo Europa. Al retornar a sus hogares llevaron de regreso el virus consigo. Ahora que las escuelas inician de nuevo, se espera un crecimiento mayor de casos.
Pero a pesar de este nuevo brote, los europeos no han aplicado confinamientos generales, como sucedió en marzo. Las medidas que han implementado en general se podrían resumir así: - Obligación del uso de mascarillas en lugares públicos - Cierre de bares, discotecas y salones de baile - Cuarentenas para los que regresan de lugares con alto contagio.
¿Y GUATEMALA?
El número de fallecidos viene en disminución desde la segunda semana de julio, y poco a poco se comienza a ver la reducción de la tasa de fatalidad. Pero hay que decir que el país llegó tarde a esta tendencia, y actualmente estamos por encima del promedio mundial en fatalidad. Está pesando el legado de un sistema de salud debilitado, la incapacidad de las autoridades de salud durante los meses de mayo y junio, y la lentitud con la que ahora se implementan los cambios. Por esa razón ha costado que los resultados se equiparen a la tendencia mundial.
En Europa lo más negro de la noche quedó atrás. Aún está oscuro y se debe ser cauteloso, pero poco a poco nos acercamos al amanecer. Si aprendemos la lección europea para que esta reducción de la tasa de fatalidad se traslade a nuestro país, y a esto le añadimos las noticias alentadoras sobre la vacuna, podremos decir que la amenaza de este gigante se va reduciendo. Le estamos descifrando, podemos enfrentarlo mejor que antes.
Puedo citar una palabra muy conocida para describir hacia donde nos dirigimos: En Guatemala, Primero Dios, no habrá muerterío.
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