Disparo mis primeras ideas de manera breve y al grano sobre las medidas anunciadas en cadena nacional por el presidente:
- Las medidas son políticas y no técnicas. Su propósito es enviarle un mensaje a la población de que deben retomar el cuidado personal. Por eso algunas no hacen sentido, como limitar los supermercados, un comercio esencial, a un 25% de aforo y restringir su horario; esto solo crea colas y aglomeraciones.
- Echaron por la borda el semáforo después de 9 meses de implementarlo, al menos para los sectores mencionados en las medidas. Una de las ventajas de éste era la regionalización de los aforos de acuerdo al brote que se daba en distintas regiones. Ahora las limitaciones son iguales para centros comerciales de la capital, de Xela o de Cobán, a pesar que éste último no tenga un rebrote de casos.
- Con el semáforo se fue también por la borda la certeza que teníamos de las regulaciones en las que operábamos. Podíamos prever lo que iba a suceder porque estaba regulado objetivamente y en base a indicadores. Ahora vuelve la incertidumbre, el "confinamiento a la tortrix": ¿Qué dirá el presidente en 15 días? ¿Qué pasa con los colegios o los otros sectores que no se mencionaron hoy? ¿Endurecerá las disposiciones si los casos aumentan o dictará un nuevo semáforo si éstos bajan? La certeza da paz y permite planificar, y es el ambiente para que la economía se desarrolle.
- Está medido que el 70% de los contagios suceden en reuniones sociales de familiares y amigos. Por esa razón los casos no subieron a partir del 1 de agosto cuando abrieron de nuevo restaurantes y centros comerciales, pero si después de Navidad, Año Nuevo y Semana Santa. Como el gobierno es incapaz de limitar esas reuniones sociales, restringe a los mismos de siempre, es decir, a los restaurantes, centros comerciales, supermercados y mercados, quienes vuelven a pagar el pato del descuido de los veraniegos, a pesar que no son el foco de contagios.
- Algunos me han preguntado si las reuniones de iglesia son permitidas en estas nuevas medidas, y mi entendimiento es que sí. La prohibición es a reuniones públicas, como manifestaciones, o reuniones privadas al aire libre, como conciertos o cruzadas evangelísticas. No hay prohibición a servicios religiosos dentro de un templo o casa de adoración.
- Según el sitio que utiliza el mismo Ministerio de Salud para sus proyecciones, el de la Universidad de Washington, los casos en Guatemala iban a descender a inicios de mayo, sin éstas medidas. De hecho, según esas proyecciones, ya se están dando menos contagios reales en estos momentos. Creo que hubiera sido importante considerar esto al momento de dictar disposiciones.
- Por último: es cierto que la vacunación no hubiera evitado esta "tercera ola", porque llevaríamos alrededor de un 5% a 10% de vacunados, como nuestros vecinos. Esa es la advertencia del caso de Chile, no basta con iniciar bien la vacunación para detener los contagios, hay que llegar a la meta final. Pero el avance de la vacunación si le daría la gobierno más entereza para comunicar la gestión de la pandemia. Ahora todos le preguntan "¿Dónde está la vacuna?", y no hay respuestas aún.
México tiene vacunas; El Salvador tiene vacunas; también Costa Rica, Panamá, Dominicana y Colombia. En toda la región, solo Guatemala y Honduras no tienen vacunas, pero al menos los catrachos ya aprobaron la importación por parte de la iniciativa privada. Aquí el gobierno ni picha, ni cacha ni deja batear.
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