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  • Rodolfo Mendoza

LAS COORDENADAS DE LA TRAGEDIA, 2da PARTE

El 15 de junio publiqué un artículo denominado “Las Coordenadas de la Tragedia”, con resultados parciales y proyecciones para cuantificar las pérdidas en salud y economía de diversos países. ¡Es momento de ajustar los resultados! Te recomiendo mucho leer el primer artículo, porque en él detallo la razón por la cual se dieron las pérdidas económicas y repaso los resultados de algunos países en particular. Puedes encontrarlo aquí: https://www.facebook.com/rodolfomendoza/posts/10221732336608515

SOBRE LA GRÁFICA

Procuro ilustrar el impacto de las pérdidas como consecuencia de la pandemia, utilizando los dos indicadores más representativos, el porcentaje de variación del Producto Interno Bruto para la economía (PIB) y las muertes por millón de habitantes. Arbitrariamente asigné unos cuadrantes con colores para ayudar a ilustrar la posición de cada país, de acuerdo a los resultados generales.

Leer la gráfica es sencillo. En el eje “X” o línea horizontal aparecen las pérdidas económicas proyectadas para el 2020 por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo que si un país aparece más a la derecha es porque tiene menos pérdidas económicas y si aparece a la izquierda es porque se proyecta que tendrá más. En el eje “Y” o línea vertical se incluyen las muertes por millón de habitantes reportadas oficialmente, lo que significa que entre más arriba aparece un país es porque ha tenido menos muertes relativas al tamaño de su población, y entre más abajo aparece es porque ha sufrido más. En todos los países, aún en el primer mundo, hay más muertes reales que las reportadas, lo que se llama “sobre muertes”, por lo que ėstos indicadores sufrirán ajustes cuando los gobiernos corrijan sus datos y cuando tengamos los resultados finales del desempeño económico.

Por tanto, los países que están en el cuadrante que tiene un fondo verde claro son los que se proyectan que tendrán menos impacto en esta crisis, y los que aparecen en el fondo rojo claro tendrán más impacto. Añadí una linea punteada que muestra la tendencia lineal para ayudar a comprender la relación entre las pérdidas económicas y de salud.

¿LA SALUD O LA ECONOMÍA?

Uno de los mitos al inicio de la pandemia es que los países que buscaran proteger la salud de sus ciudadanos sufrirán grandes pérdidas económicas, y viceversa. El error de este argumento es que se asumió que para proteger la salud se debía decretar fuertes confinamientos que lastiman la economía. Muchas discusiones se gastaron para determinar qué convenía más, al punto que algunos aseguraban que había que escoger entre morir de hambre o morir de la enfermedad. Los datos muestran que no hubo tal dualidad.

Por lo general, los países que mejor protegieron la salud son también aquellos que mejores expectativas económicas tienen para fin de año, y por el contrario, aquellos que fallaron en proteger la salud también verán malos resultados en su economía. Tal parece que la elección no era entre la salud o las finanzas, sino entre gestionar bien o mal la pandemia.

El mundo sufrirá las mayores pérdidas desde la Gran Depresión de 1929, la economía mundial se contraerá un 4.5% y más de 175 países de todos los continentes tendrán pérdidas. Por mi conteo no oficial sólo hay veinticuatro países cuya economía no se contraerá sino que experimentarán crecimiento, y ninguno de ellos se encuentra en Europa o Latinoamérica. Sólo cinco crecerán más de un 2% y éstos son Bangladesh, Egipto, Sudán del Sur, Myanmar, Guyana y Rwanda.

LOS CONFINAMIENTOS DESESPERADOS Y SIN SENTIDO

Occidente creyó que la única forma de detener el contagio era a través de encerrar a la población. Esta estrategia provino de la desesperación más que de la planificación, ya que cuando el virus llegó a Europa los gobiernos no estaban preparados para enfrentarlo. Ya sabemos que podemos culpar a China por ello, pues falló en informar transparentemente lo que estaba sucediendo, así que los europeos se encontraron en pocos días con un virus de acelerado contagio que colapsó los hospitales. Lo único que quedaba por hacer era decretar el confinamiento. Las curvas se doblegaron, los contagios se controlaron y los europeos pudieron vacacionar de nuevo en el verano.

Los latinoamericanos vieron con temor el colapso que sufrieron los muy superiores sistemas de salud europeos y concluyeron que la única manera de enfrentar el virus era anticipándose a imponer los mismos confinamientos. El resultado fueron encierros draconianos, pero fallidos, que se alargaron por meses, destruyendo la economía. Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Panamá tuvieron resultados muy malos al evitar contagios, a pesar de los confinamientos severos que impusieron.

La estadística más contundente es esta: de los primeros veinticinco países con mayor cantidad de muertes por cada millón de habitantes, diecinueve impusieron encierros totales.

Pero no ha sido suficiente la experiencia de la primera ola para reconocer lo fallido de la estrategia, así que cuando los europeos se vieron abrumados por la segunda ola recurrieron a nuevos encierros. No tenían opción, pues de nuevo no estaban preparados.

Corea del Sur, Vietnam, Cambodia, Tailandia, Malasia, Mongolia, Indonesia y Taiwán tienen tres cosas en común: están cerca de China, no impusieron encierros y tienen menos de dos fallecidos por cada millón de habitantes. Éstos aprendieron de las anteriores pandemias que la mejor forma de cortar la transmisión es detectar y aislar lo antes posible a los contagiados, poniendo en cuarentena a aquellos que estuvieron en contacto con ellos. Esto se llama “rastreo de contactos”, y para eso se requiere de muchísimas pruebas, de un seguimiento dedicado y de un fuerte sistema primario de salud, y el resultado es que se aísla sólo al enfermo y no a los sanos.

Personalmente pensé que el confinamiento al inicio nos ayudaría a ganar tiempo para implementar la estrategia de rastreo de contactos, pero esto nunca se dio. El mayor error de cara a un rebrote es que no estamos listos para enfrentarlo, así que no es de extrañar que el presidente considere el toque de queda si crecen los casos. Es probable que al país llegue antes la segunda ola que las primeras vacunas.

EL FRACASO DE LA INMUNIDAD DE REBAÑO

En los argumentos de la mayoría, la estrategia contrapuesta al encierro fue la inmunidad de rebaño. Por ésta se entiende el “contagio masivo controlado”, que propone permitir el aumento de casos positivos a través de la circulación no restringida de personas contagiadas, con el objetivo de acelerar la generación de anticuerpos en la ciudadanía y la creación de una barrera inmunológica.

El ícono de ésta estrategia fue Suecia. Argumentaron que ésta sería una solución sostenible en el tiempo que evitaría el cansancio de la población y salvaría la economía. Las autoridades suecas afirmaron que para mayo esperaban tener suficientes contagios para lograr la inmunidad colectiva, lo que nunca se dio. En septiembre dieron a conocer que sólo el 7% a nivel nacional y (12% en Estocolmo) habían generado anticuerpos, una décima parte de lo necesario, pero con muchos más muertos que sus vecinos nórdicos. Su economía sufrió los mismos efectos de desempleo y recesión que Dinamarca, Finlandia o Noruega.

Suecia se encuentra en medio de la segunda ola, la que supuestamente evitarían, y sus hospitales están colapsados, por lo que han tenido que recibir ayuda de médicos finlandeses. Las críticas internas al gobierno han llovido, por lo que se conformó una comisión para investigar las decisiones tomadas, la que concluyó que “la estrategia ha fracasado. No hay otra forma de decirlo considerando cuántos muertos de Covid-19 tenemos”. El Rey Carlos XVI Gustavo lo expresó así: “Pienso que hemos fracasado. Hemos tenido una gran cantidad de personas que han muerto y eso es terrible. Es algo con lo que todos sufrimos”.

Desde el inicio me pregunté por qué usar a Suecia y no a Noruega como ejemplo de evitar confinamientos. Los noruegos no tuvieron encierro, no usan mascarilla, no detuvieron la economía y tienen diez veces menos de muertes que los suecos. Cuando las narrativas nos ciegan, los datos pueden abrirnos los ojos de nuevo.

LOS RESULTADOS DE GUATEMALA

Cómo podrás ver en la gráfica, el país terminará el 2020 como el menos afectado de todo el continente americano, gracias a sus buenas perspectivas económicas y los modestos resultados en salud. A nivel mundial, el país terminará dentro del 20% de países menos dañados. A pesar que las pérdidas son sensibles, no llegaremos a lo que experimentarán nuestros vecinos. Sólo puedo decir que Dios es bueno y misericordioso con Guatemala, porque a pesar de todos los errores, ineficiencias y la corrupción, y a pesar de Eta y Iota, aún así estamos en posición de recuperarnos y levantarnos en el 2021.

En el mes de abril el FMI proyectaba que terminaríamos con -2% del PIB. Cuando se hicieron los ajustes de las proyecciones en octubre los países de la región resultaron con más pérdidas, pero el indicador de Guatemala quedó igual. El Banco de Guatemala confirmó recientemente que el país cumplirá el mejor de los escenarios económicos, y se espera que las pérdidas sean menores, en -1.5%. A pesar de las buenas noticias, no olvidamos las banderas blancas ni las familias que pasarán a pobreza o pobreza extrema, las decenas de miles de personas que perdieron su empleo o a los empresarios que se vieron obligados a cerrar sus negocios.

Desde el inicio de la pandemia he venido diciendo que la crisis aparentaba ser manejable para el país. Lo comparé a un gigante que podría golpearnos, pero que no nos derrumbaría ni nos dejaría quebrados. Podemos levantarnos de nuevo y continuar luchando. Pero no basta con recuperarnos, también debemos ser solidarios. La mejor manera de mostrar nuestro agradecimiento a Dios por este resultado inesperado es siendo generosos con los que necesitan de nuestra ayuda. Toca nuestra parte, no sólo para cuidarnos, sino para darle la mano a otros y bendecir a Dios por su bondad.


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