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  • Rodolfo Mendoza

EL IMPACTO DEL COVID EN LA REELECCIÓN DE TRUMP

Estados Unidos ha sido el país con mayor cantidad de casos y de muertes en esta pandemia, así que es natural que muchos concluyan que el Presidente Donald Trump ha hecho un trabajo muy débil para detener al virus. Más de ocho millones y medio de americanos se han contagiado y al menos 225,000 han muerto. Estados Unidos está es su tercer pico de casos, cada uno mayor que el anterior, y no se ve que se detendrá en el corto plazo.

A inicios de año, después de salir avante en el impeachment, aparentaba que nadie detendría a Trump en la búsqueda de la reelección. Y entonces sucedió COVID. El pequeño virus pudo más para debilitar la imagen del presidente que todos los ataques de los demócratas y que sus propios errores. Como él mismo confesó en una entrevista, este sería el mayor reto que enfrentaría en toda su presidencia.

Al inicio, mientas los casos no crecían, su popularidad continuaba en ascenso. Pero cuando la implacable ola de contagios creció y los americanos se vieron obligados a al confinamiento, su popularidad bajó rápidamente, a pesar de los buenos ánimos que transmitía. El Presidente reaccionó, y comenzó a buscar la reapertura, de manera más apresurada que los europeos, lo que reactivó la economía al mismo tiempo que adelantó el rebrote. La carta ganadora de Trump siempre ha sido la economía, y es la principal razón por la que sus seguidores votan por él, por lo que la reactivación le valió positivamente en su calificación.

A partir de allí, la aprobación a su desempeño subió o bajó de acuerdo a varios sucesos relacionados con la pandemia y la economía, pero nada afectó más que cuando se contagió y fue hospitalizado, tan sólo días después de su desempeño poco celebrado en el primer debate presidencial. Llegó a los niveles más bajos de aprobación en el año.

Su rápida recuperación y el posterior segundo debate presidencial catapultaron de nuevo los índices de aprobación a los niveles más altos del año, de cara a las próximas elecciones. Hoy goza del 52% de aprobación como presidente, mientras que Obama, el año de su reelección, en esta misma fecha, tenía 48%. Para ganar necesitará cada voto que pueda extraer de los pocos indecisos que aún quedan.

Donald Trump siempre ha sido una figura que polariza a la audiencia; o le aman o le odian. Alrededor del 41% de americanos lo aman, y siempre dirán que hace una gran labor, sin importar qué escándelo esté enfrentando. Otro 43% siempre dirá que lo desaprueba, sin importar qué logros alcance. A estas personas nadie les cambiará su manera de pensar acerca de él y, por lo tanto, su voto ya está deicidio. Es el otro 16% que está en medio que han variado de opinión de acuerdo a múltiples sucesos, escándalos, logros, y en este año, de acuerdo a los subibajas de la pandemia. Ese grupo es el que decidirá la elección en estados como Florida, Ohio, Carolina del Norte, Arizona, Michigan o Pensilvania. Una buena calificación en la aprobación presidencial influirá en los votos que reciba en esos estados que se decidirán por dos o tres puntos porcentuales.

La carrera presidencial se está cerrando, y Trump ha recuperado mucho terreno. Te sorprendará cuán cerca están uno del otro en este momento. Mañana compartiré cuál es el camino del triunfo para Trump y el de Biden, y los posibles escenarios y resultados.



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